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La hermana del niño se quedó a poca distancia, para ver qué le sucedía.

Moisés salvado de las aguas

En esto, la hija del faraón bajó a bañarse al río, y mientras sus doncellas la seguían por la orilla, vio la canastilla entre los juncos y ordenó a su sierva que se la trajera. Al abrirla, encontró un niño que estaba llorando. Y con lástima exclamó:

— ¡Sin duda es un niño hebreo!

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